En 1975, en el Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la laguna (Santa Cruz de Tenerife), se llevaron a cabo experimentos con varios perros similares a los de Quinton, bajo los Protocolos de La Comunidad Europea, con agua isotónica.
Los resultados fueron satisfactorios y los perros se recuperaron perfectamente. Con ello se demostró que el agua del mar, que contiene los 118 elementos de la tabla periódica, es más eficaz que el suero artificial. Durante la Primera Guerra Mundial, el ejército francés empleó agua de mar para compensar la pérdida de sangre de los heridos en combate.
En diciembre del 2003, en la misma Universidad de La Laguna, se practicaron el desangrado de diez perras y se les trasplantó esta vez agua hipertónica como plasma sanguíneo, es decir, recogida directamente del Océano Atlántico, recuperándose todas perfectamente y sin ningún problema.
En 1904 Quinton publicó el libro “El agua de mar, medio orgánico”, el cual despertó un gran interés en todo el mundo. Pronto empezó abrir sus dispensarios marinos en París, Molnpellier, Lyon, Londres y Egipto y hubo hospitales que se adhirieron al método marino.
El éxito fue fulminante. Las inyecciones de agua de mar isotónica aplicadas a los lactantes en los dispensarios marinos, se contaban por miles. Los médicos prescribían las inyecciones y Quinton alcanzó enseguida la fama. Los problemas de salud de los bebés y los niños eran mucho más abundantes que hoy día. La mayoría de ellos relacionados con la desnutrición.
Utilizando las virtudes del agua del mar, Quinton contribuyó de forma decisiva a reducir la mortalidad infantil, salvando a miles de niños de una muerte segura. También trataba a los adultos, muchos de ellos desahuciados por los médicos a los que lograba curar simplemente con un tratamiento de agua del mar.
Los principales casos eran tifus, cólera y diarrea, la tuberculosis, los niños prematuros, la anorexia, enfermedades de la piel y malnutriciones graves. La mayoría de ellos Quinton los curaba. Están documentados casos gravísimos a los que el tratamiento del mar los curó de forma fulminante.
En 1914, ya se habían presentado ocho tesis doctorales y originales solo en Francia sobre el suero marino.
En vísperas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) el Ministerio del Interior francés se proponía intervenir para que las inyecciones de agua de mar fueran obligatorias en la época escolar, del mismo modo que la vacuna de la viruela….
Pero llegó la guerra y con ella el olvido que fue aprovechado por los detractores de Quinton que no podían asumir el hecho de que curase sin ser médico o científico titulado.
Los dispensarios abiertos fueron desapareciendo progresivamente.